.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define “personalidad” como el conjunto de características propias de cada persona que la distinguen de las demás.
Según los expertos, que no yo, la personalidad está formada por una parte innata, que es nuestro temperamento y una parte adquirida que es nuestro carácter. A la parte innata le corresponde un 30% y a la parte adquirida un 70%
Y ¿qué nos quieren decir con ésto? Pues que la parte adquirida se puede modificar y, por lo tanto, todos somos capaces de modificar nuestras conductas y nuestra forma de ser por muy difícil que nos parezca. Y esto sólo se consigue a base de trabajo en el área “personal”.
Tenemos dos mentes: una racional, que piensa y, otra emocional, que siente y ambas interactúan entre sí. Sólo la coordinación de la capacidad de sentir y la capacidad de pensar (equilibrio entre los dos hemisferios) nos da un amplio abanico de posibilidades de expresión, de pensamiento, de comportamiento.
En el hemisferio izquierdo se sitúa el pensamiento, la razón, la lógica. En el hemisferio derecho: la emoción, la intuición, la creatividad.
Y no es que yo tenga dos, es que todos tenemos uno a cada lado y hay que ponerlos a trabajar juntos, que yo no sé cuál de los dos me funciona más, creo que depende del tema, que unas veces más uno y otras otro, aunque seguro que hay quien opina que soy más racional que otra cosa. Lo que sí sé es que hay que poner un poco de cada uno en cada cosa para que sea ¿más coherente quizá? Y lo que también sé es que no es nada fácil.
Y llegados a este punto, que no es el punto y final, distinguir entre estrés positivo y estrés negativo no es que sea ni fácil, ni difícil. Todo tiene su punto de inflexión en el que el uno se puede convertir en el otro.
El estrés positivo sería el que te lleva a hacer cosas, sin agobios, el que te “provoca el movimiento” y el que te mantiene activ@.
El estrés negativo, éste es el que se supone que padecemos todos o casi todos y el que identificamos siempre con la palabra estrés, es el que, en una pequeña frase: “te puede llevar al hospital”.
Existen técnicas para controlar el estrés, el negativo, que también hay que trabajar y es que parece ser que en esta vida, todo es a base de trabajo ya sea de una forma o de otra, pero trabajo.
Y hay que empezar por:
- Hacer una relación sobre lo que nos causa estrés, profundizando y especificando cosa por cosa (no vale decir, por ejemplo, que mi jefe, mi hijo, mi pareja,… me estresa, hay que decir lo que me estresa de ...)
- Hablar de las causas con alguien en quién confías, recibir su punto de vista y su visión del asunto.
- Controlar el tiempo. Hacer una buena gestión del mismo, marcando principios y finales con margen suficiente para conseguir lo propuesto.
- Charlar con uno mismo pensando en positivo, viendo las cosas como oportunidad más que como otra cosa negativa.
- Fijar metas realistas. Determinar las cosas alcanzables, no las inalcanzables.
- Utilizar la asertividad a la hora de comunicar.
- Mejorar el estado físico. Hacer ejercicio físico combate la ansiedad, la depresión, la presión arterial, etc. Y esto está demostrado científicamente.
- Ser flexible y estar preparado para los cambios que puedan surgir.
Y como ya dije, fácil no es, pero parece que funciona y habrá que intentarlo y si no sale a la primera, pues ya saldrá, pero yo me voy a poner a trabajar para mejorar.
Y lo mejor es que, no hay que mejorar para los demás, es que hay que mejorar para uno mismo, para sentirnos bien con lo que hacemos y con lo que sentimos. Y así, seguro que también mejoramos para los demás.
Y eso es bueno, seguro que sí.
Según los expertos, que no yo, la personalidad está formada por una parte innata, que es nuestro temperamento y una parte adquirida que es nuestro carácter. A la parte innata le corresponde un 30% y a la parte adquirida un 70%
Y ¿qué nos quieren decir con ésto? Pues que la parte adquirida se puede modificar y, por lo tanto, todos somos capaces de modificar nuestras conductas y nuestra forma de ser por muy difícil que nos parezca. Y esto sólo se consigue a base de trabajo en el área “personal”.
Tenemos dos mentes: una racional, que piensa y, otra emocional, que siente y ambas interactúan entre sí. Sólo la coordinación de la capacidad de sentir y la capacidad de pensar (equilibrio entre los dos hemisferios) nos da un amplio abanico de posibilidades de expresión, de pensamiento, de comportamiento.
En el hemisferio izquierdo se sitúa el pensamiento, la razón, la lógica. En el hemisferio derecho: la emoción, la intuición, la creatividad.
Y no es que yo tenga dos, es que todos tenemos uno a cada lado y hay que ponerlos a trabajar juntos, que yo no sé cuál de los dos me funciona más, creo que depende del tema, que unas veces más uno y otras otro, aunque seguro que hay quien opina que soy más racional que otra cosa. Lo que sí sé es que hay que poner un poco de cada uno en cada cosa para que sea ¿más coherente quizá? Y lo que también sé es que no es nada fácil.
Y llegados a este punto, que no es el punto y final, distinguir entre estrés positivo y estrés negativo no es que sea ni fácil, ni difícil. Todo tiene su punto de inflexión en el que el uno se puede convertir en el otro.
El estrés positivo sería el que te lleva a hacer cosas, sin agobios, el que te “provoca el movimiento” y el que te mantiene activ@.
El estrés negativo, éste es el que se supone que padecemos todos o casi todos y el que identificamos siempre con la palabra estrés, es el que, en una pequeña frase: “te puede llevar al hospital”.
Existen técnicas para controlar el estrés, el negativo, que también hay que trabajar y es que parece ser que en esta vida, todo es a base de trabajo ya sea de una forma o de otra, pero trabajo.
Y hay que empezar por:
- Hacer una relación sobre lo que nos causa estrés, profundizando y especificando cosa por cosa (no vale decir, por ejemplo, que mi jefe, mi hijo, mi pareja,… me estresa, hay que decir lo que me estresa de ...)
- Hablar de las causas con alguien en quién confías, recibir su punto de vista y su visión del asunto.
- Controlar el tiempo. Hacer una buena gestión del mismo, marcando principios y finales con margen suficiente para conseguir lo propuesto.
- Charlar con uno mismo pensando en positivo, viendo las cosas como oportunidad más que como otra cosa negativa.
- Fijar metas realistas. Determinar las cosas alcanzables, no las inalcanzables.
- Utilizar la asertividad a la hora de comunicar.
- Mejorar el estado físico. Hacer ejercicio físico combate la ansiedad, la depresión, la presión arterial, etc. Y esto está demostrado científicamente.
- Ser flexible y estar preparado para los cambios que puedan surgir.
Y como ya dije, fácil no es, pero parece que funciona y habrá que intentarlo y si no sale a la primera, pues ya saldrá, pero yo me voy a poner a trabajar para mejorar.
Y lo mejor es que, no hay que mejorar para los demás, es que hay que mejorar para uno mismo, para sentirnos bien con lo que hacemos y con lo que sentimos. Y así, seguro que también mejoramos para los demás.
Y eso es bueno, seguro que sí.